EL GEN EMPRENDEDOR: EN LA CUERDA ENTRE LA FORMALIDAD E INFORMALIDAD

Dra. Lucero Escate Terrones.

Debemos concebir la cultura emprendedora como un instrumento de cambio, eficiente y eficaz, en beneficio del desarrollo económico y social del país.

Aunque no nos llamen el país de las oportunidades, el peruano es considerado como el octavo ciudadano del mundo con mayores intenciones para emprender. Acorde al ranking 2019 del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), en donde se concluye que el 40 % de la población peruana estaba dispuesta a iniciar un negocio en los próximos dos años, aproximadamente 1 de cada 4 peruanos mayores de edad está involucrado en el emprendimiento de un nuevo negocio o ha puesto ya en marcha uno. Estas cifras, bastante alentadoras debo comentar, discrepan con el nivel de mortandad de los negocios peruanos tienen: increíblemente, este índice llega al 9% en los primeros doce meses y sólo un 7% lograr tener más de 3 años y medio de existencia en el mercado. Ante estos resultados es inevitable preguntarse: ¿qué tan difícil resulta iniciar y mantener un negocio en Perú? 

Los retos que trae el emprendimiento en el Perú se encuentran en casi todas sus etapas: creación, desarrollo, gestión y liquidación; es decir, desde el inicio, como la sola constitución empresarial, muchos de ellos no tienen idea qué figura societaria escoger, hasta el final con su cierre y cese de actividades. Sin embargo, el reto más grande es quizás el competir con el sector informal que conforma casi el 70% del mercado peruano. Todos los productos informales no contemplan los gastos tributarios o financieros que toda empresa formal con apalancamiento podría contemplar en su listado de productos, lo que genera una brecha competitiva en la que muchos emprendedores son derrotados.

El tema tributario es otro muro para el emprendedor, ya sea por los altos costos que esto genera, la falta de conocimiento del sistema tributario o por no tomar las decisiones correctas a la hora de iniciar el negocio, la cultura del “dejar para después” pone a muchos en desventaja cuando la imposición de multas llega.

A pesar de estos factores, reales y cuestionables, la priorización de los beneficios que trae la formalización es de vital importancia. Ser formal en un país de emprendedores habilita a cimentar las bases de negocios que puedan trascender en el tiempo, impactando tanto en el mercado como en la vida de los stakeholders que la rodearán:

• Los empresarios formales tienen la libertad de exponer su marca legalmente, sin ostentando derechos y legítimo interés para defenderla de otros.

• Tanto los empleadores como colaboradores podrán recibir beneficios propios de la regulación laboral, de salud y previsional del Estado.

• El acceso a créditos bancarios, inversiones y financiamientos estatales o privados solo es mucho más fácil siendo formal.

• Ser parte del ecosistema comercial del país, en niveles de consumo privado y estatal.

Desde Legal Mav, buscamos dar apoyo a los nuevos emprendedores para que puedan tener todo lo necesario para emprender con éxito, brindando apoyo legal y tributario para que tomen decisiones correctas sobre cuáles son los regímenes societarios y tributarios que más les convienen. Es muchísimo más eficiente trabajar sobre el ámbito de la prevención antes que de la confrontación ante problemas como: apropiaciones e imposibilidad de proteger marcas, multas y sanciones, falta de elegibilidad crediticia, etc.